Uno de los grandes placeres que puede realizar cualquier
viajero que se acerque al Campo de Gibraltar es disfrutar de un día de placidez
total, lejos de las prisas y del trasiego mundanal, en la población de Bolonia,
a unos veinte kilómetros de Tarifa; aunque es una experiencia ideal tanto para
el viajero como para cualquier ciudadano residente en este rinconcito del sur
de Andalucía.
Texto y fotografías: J.M. Carreras
Bolonia, con toda su exuberante naturalidad, le propone un recorrido de la mañana a la noche pleno de sensaciones capaz de cultivar y satisfacer todas sus inquietudes. De inicio este enclave ubicado a pie de playa y dentro del Parque Natural del Estrecho de entrada le pide al viajero que además de observar la inmensidad de su ensenada, coronada por una gran duna, y el verde del monte mediterráneo, además, se dé el lujo de hacer una visita cultural al Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia.
Bolonia, con toda su exuberante naturalidad, le propone un recorrido de la mañana a la noche pleno de sensaciones capaz de cultivar y satisfacer todas sus inquietudes. De inicio este enclave ubicado a pie de playa y dentro del Parque Natural del Estrecho de entrada le pide al viajero que además de observar la inmensidad de su ensenada, coronada por una gran duna, y el verde del monte mediterráneo, además, se dé el lujo de hacer una visita cultural al Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia.
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Ensenada de Bolonia |
Allí se encuentra la antigua ciudad romana de "Baelo Claudia" con
unos restos arquitectónicos datados a finales del siglo II antes de Cristo. Esta
población nació sobre un asentamiento fenicio-púnico más antiguo, y su
existencia estuvo relacionada con el comercio con el norte de África, con la
pesca, la industria de salazón y el "garum" (una salsa derivada del mismo).
En su trazado urbano se distinguen las dos vías principales
clásicas de una ciudad romana: el ‘Decumanus maximus’, que la recorría de este
a oeste y en cuyos extremos se situaban las puertas de entrada a la ciudad, y
el ‘Cardo maximus’, que la cruza en ángulo recto y por tanto en dirección norte
a sur.
En el yacimiento se conservan bastantes elementos
representativos de una ciudad romana como una plaza pública (foro); un palacio
de justicia (basílica judicial), presidida por una estatua del emperador
Trajano de más de tres metros de altura;
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Vía romana 'Decumanus maximus' |
cuatro templos: tres dedicados a cada uno de los componentes
de la Tríada capitolina (Júpiter, Juno y Minerva) y uno dedicado a la diosa
egipcia Isis; y un gran teatro, con aforo de hasta 2000 personas, que es el
edificio mejor conservado del conjunto y donde actualmente en las noches de
verano se sigue representando obras. También en el conjunto arqueológico se
pueden ver restos de las tiendas (tabernae), del mercado (macellum), o las
termas (termae).
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Estatua de Trajano |
El viajero, después de bañarse en la historia secular de la ensenada de Bolonia, puede disfrutar a continuación del placer de la gastronomía de la zona en uno de los innumerables restaurantes o chiringuitos situados a pie de playa. Con la grandiosa vista de la línea del horizonte del mar, con el rumor incesante del batir de las olas sobre la brillante arena y con la gran duna de fondo, sentarse a comer en tan incomparable marco es una opción irresistible de rechazar.
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Plaza pública |
Estando a pie de playa, el comensal es lógico que de inicio
elija los productos del mar para dar placer a su paladar. En Tarifa es característico
por las particularidades propias de las corrientes del Estrecho de Gibraltar las
carnes de tres pescados singulares: el sargo, el pargo y el dentón, conocido en
la zona con el nombre de urta. Aunque el buen comensal no se puede ir nunca de
Tarifa sin probar la carne del atún, capturado por el arte milenario de la
almadraba, y cocinada en una y mil variantes, con recetas a veces también
milenarias.
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Vista de la playa desde un chiringuito |
Tras una magnífica comida, el siguiente paso del viajero es
bajar a pie de playa y disfrutar de una arena blanca y suave, de un oceáno
Atlántico limpio y fresco, y de un sol siempre acogedor a la brisa de los aires
de levante o poniente. Disfrutar de una tarde de playa inigualable.
Para el atardecer la propuesta es subir caminando a la duna de Bolonia y disfrutar de unas vistas sencillamente espectaculares desde esa
altura de la ensenada; para finalizar la jornada disfrutando tanto a pie de
playa o en uno de los chiringuitos de unas de las mejores puestas de sol que se
puedan contemplar, ocultándose el astro brillante entre el mar y las últimas
estribaciones de la propia duna.
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